viernes, 31 de agosto de 2007

Mis creaciones literarias

Cuenta conmigo (critica a las fronteras y a la jerarquía eclesiástica)

Hubo una vez un niño que soñaba con el mundo al revés,
con un mundo en el que nadie debería pasar la pena de saber
sentirse solo.
Una utopía inocente y sostenible
sencilla y honrada
donde todo el mundo tuviera su morada
aquella en la que nadie criticara
ni opinión ni color ni religión
mientras cada día como todos
aportaras al mundo tu sudor.

¡¿Quién selló una vez más en nuestras frentes?!
¡no quiero ser fotocopia!
¿Jesús, buda, confucio mahoma?
qué importa en quien creas hermano
somos auténticas personas con luz propia
si respetándonos compartimos el genoma
de ser personas con palabra alma, y música.

Corazón rumbo a la paz por estribor
y por babor compartir la risa y broma
de sabernos partícipes de cada día;
cada libro, cada árbol, cada hijo
cada historia que desprende tu neurona.

¡¿Quién de vosotros violó sigilosamente nuestras mentes?!
con un dios que rompe vida, ilusión y libertad
un falso dios que todo oye, todo ve y observa con su lupa
mientras creyentes y verdad no le preocupa.

Ahora conozco más de cerca su experiencia
al verdadero currito humilde, no como vosotros
jerarquía de nadie
camada de vívoras, ¡fariseos!
Él sufre conmigo y se alegra conmigo
codo con codo detrás de un amigo,
hombro con hombro, no importa si digo
me cago en la puta cojones, si luego
El cuenta conmigo.



EL ANDAMIAJE MENTAL DE DIOS (apología a la imaginación)

Tal como le ocurrió a Hans Christian Oersted, a James Clerck Maxwell, al igual que a otros tantos padres del electromagnetismo, las matemáticas y demás ciencias de todo lo largo y ancho de nuestra naturaleza, la imaginación fue siempre la mejor de las herramientas. Incluso cada uno de nosotros desde siempre hemos imaginado cosas. Hemos hecho cosas experimentos, castillos en el aire, levantado ideas…. sin tan siquiera saber si aquello que imaginábamos existía realmente y era posible o no.

Ni Oersted ni Maxwell sabían con certeza si las líneas de fuerza que ellos mismos dibujaban pintando un imán, existían real y físicamente o no. El singular genio Albert Einstein se imaginaba a sí mismo desplazándose a la velocidad de la luz sin importarle la posibilidad de que aquello fuera posible realmente o no ¿qué importaba?

Desde que éramos niños nos han dibujado en los libros de texto los planetas, perfectísimamente esféricos, sin tener la más remota idea de que pudieran tener forma de mora, de ladrillo, o de batidora Taurus de 300 vatios. ¿Qué importa?

¿Qué importa pensar si ese Dios del que tanto hablan es parecido a nosotros o no? ¿si vivió 33 años o 60, o naciera entre bestias en un establo y entre bestias muriera a latigazos?

Gracias a Oersted, Maxwell y a tantos otros de una larga lista, hoy el ser humano domina el electromagnetismo y lo pone a su servicio. Todos ellos, haciendo sus dibujitos amorfos, imaginando partículas, planetas, soles de mil tamaños y colores, ondas y movimientos sin ton ni son. Ellos levantaron sin querer ese andamiaje sobre el que otros pisaron provisionalmente. Ese invento raro que la gente mira arrugando la nariz con desconfianza, pero gracias al cual hoy esas narices respiran tranquilas, de tener una tecnología que las salvaguarde y mantenga calientes.

Tal vez sólo sea un pensamiento el que al igual que ese al que llamaron Che Guevara tuviera huevos de acero y nunca jamás desfalleciera. Tal vez todo fue mucho más sencillo. Pero fue necesario creer un día que estas cosas sucedieron así para que el mundo de hoy se sostenga en pie.

Quizá una fe y confianza fuertes, construidas solidamente sobre los cimientos de la experiencia necesiten aún hoy otros pilares sobre los que levantar las paredes de la reflexión, los éxitos, fracasos y la paciencia, y que mañana servirán asimismo de cobijo a soñadores del futuro. Soñadores que imaginen un mundo digno de sus niños, de su planeta, y de su ilusión, eso sobre todo.

No importa si hoy existe o no ese mundo, si existió ayer o…. tan sólo es una utopía, pues Utopía existió realmente.

Tal vez Dios imagine su gran Banquete, que con un puñado de panes y peces nos alimente a todos ¿qué importa si es cierto o no? ¿acaso no ocurre que al traer cada uno un poquito de comida para compartir con un grupo de amigos, siempre sobra?

¿qué nos quedará si sólo pensamos racionalmente? ¿si no soñamos?

Ocurrirá que, “Fantasía” el mundo del dragón Fuyo y del caballero Atreyu caerá demolido por los estúpidos videojuegos que a Bastian roban su imaginación.

Aquella que permite a un niño de dos años subirse a una escalera y sentarse sobre el cielo.

Aquella que se cuela sigilosamente por la noche en los sueños del científico, desvelándole el secreto que tanto busca y haciéndole despertar gritando eufórico ¡EUREKA, LO ENCONTRÉ!

Aquella que el ancestro humano utilizó para cazar y hacer fuego salvaguardando así el ADN que le coronará como líder de la Creación.

Aquella que se nos dio gratis para darla gratis.

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